Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Capítulo CXXIII


Que trata de otro fuerte que fue a desbaratar Pedro de Villagran y de lo que ende le sucedió

Estando Pedro de Villagran y los españoles que en la ciudad imperial estaban en el trabajo acostumbrado, porque no se desarmaban de noche ni de día, ni los caballos se desensillaban, a causa de que cada día les daban arma los indios que en una fuerza estaban, legua y media de la ciudad en una laguna, la cual tenía dentro islas. Y todos los indios de la comarca de esta laguna recogieron sus hijos e mujeres, y lo metieron en una isla que estaba en esta laguna, considerando que allí lo tendrían seguro y que ellos saldrían en canoas a hacer el daño que pudiesen, y que si acaso fuesen cristianos a ellos, metiéndose en su isla, no podían los españoles entrarles, y que harían que no le sirviesen ningunos indios, y que viendo los españoles que no tenían quien les sirviese, se irían e les dejarían sus tierras. Y ansí les corrían y llegaban cerca de la ciudad e les mataban las piezas de servicio, y hacían el daño que podían y amenazaban a los indios y prencipales que servían y estaban de paz.

Pues viendo Pedro de Villagran el gran desasosiego que de aquellos indios recebían, determinó de salir con cincuenta y cinco hombres. Y salió miércoles, a veinte y seis de julio del año de mil y quinientos y cincuenta e cuatro años. Y antes que saliese recogió todas las canoas que pudo y mandó a veinte de a pie fuesen en ellas por el río abajo hasta la boca de la laguna, costa de la mar, y que él iría por la otra parte del río para defender de los indios que saliesen a ellos. Los que fueron en las canoas fueron amanecer a la boca del río, costa de la mar, donde entra el río de Cautén. Pedro de Villagran durmió de la otra banda del río de Cautén, una legua de la ciudad.

Visto los indios que no había más españoles que iban en las canoas, salieron hasta seiscientos indios y dieron en los españoles, a los cuales hicieron huir en las mismas canoas por el río arriba, yendo los indios por la orilla del río siguiendo a los españoles. En esta sazón asomó Pedro de Villagran con la gente de a caballo, y visto por los [indios] se escomenzaron a retirar hacia su fuerte, y no fueron tan ligeramente que los caballos no alcanzaron algunos antes que se metiesen en las canoas. Quedaron más de ciento muertos. Luego mandó volver las canoas y sacar a tierra, y con amigos que llevaba las mandó llevar hasta el desaguadero de aquella laguna, que de donde sacaron las canoas hasta el desaguadero de esta alaguna hay media legua por junto a la mar. Tardaron en llevarse estas canoas dos días, a causa de las llevar arrastrando y haber poca gente que las llevase.

Llegadas las canoas, las mandó echar en el río que desaguaba de la laguna. Y luego los indios se pusieron a la otra parte en defensa y flechaban. Y otro día mandó el capitán Pedro de Villagran a un caudillo, fuese con las canoas con veinte españoles por el desaguadero de la laguna y también envió a otro caudillo con catorce de a caballo, pasase de la otra banda y fuese haciendo espaldas a las canoas. Y él fue con la demás gente a orilla de la alaguna a vista de la isla. Las canoas no pudieron llegar aquel día a causa de las muchas canoas de los indios de guerra que salían a pelear con ellos, sino quedáronse aquella noche de la otra parte por donde iban los catorce de a caballo.

Otro día de mañana allegaron las canoas a vista de la isla, los cuales encontraron muchas canoas que pasaban gente a la isla, y mataron aquel día algunos indios y tomáronse ciertas canoas. Viendo Pedro de Villagran el suceso de las canoas, les hizo seña que viniesen donde él estaba, y ansí vinieron. Y mandó entrar diez españoles más en las canoas, que por todas eran treinta, y que fuesen a la isla, y que desembarcasen, y que peleasen con los indios como españoles que eran e hiciesen por desbaratarlos.

Idas las canoas y llegados cerca de la isla, salieron y se pusieron en defensa tres escuadrones de indios. Y visto por el caudillo que iban en las canoas la gente que estaba, mandó que diesen vuelta a la isla para descubrir si había más gente. E visto por el caudillo esto, acordaron de no acometer sino volver a dar aviso al capitán y decille lo que había en la isla, y cómo iban pocos españoles para acometer tanta cantidad de gente. Y dado el aviso a Pedro de Villagran, otro día siguiente mandó a doce españoles llevasen las canoas a una parte de la tierra firme que más cerca de la isla estaba, y que él se iba allá con la demás gente.

Idas las canoas para ir aquella punta que tengo dicho, pasaron por junto a la isla y vieron estar cincuenta indios, y que no parecían más a causa de estar ocultos. Parecióle al caudillo que iba en las canoas con los doce españoles que aquella noche se habían huido los indios y acometió a los cincuenta indios. Visto los indios que las canoas iban a ellos, ellos mesmos se metían en el agua para los recebir. Pelearon los indios de tal manera que les tomaron una canoa [a] los españoles, hirieron algunos muy mal.

Ya Pedro de Villagran estaba en esta sazón en la punta de la isla, y viendo que los españoles andaban envueltos con los indios, no poco enojado, mandó que llamasen a los de las canoas. Y ansí se retiraron las canoas y se fueron a donde Pedro de Villagran estaba.